Muchas corridas hemos sudado al punto que nuestras herraduras ya se ven gastadas.
Es el momento: es tiempo de observarnos y contemplar, y ahora al galope,
avanzar más aliviados, humanos y libres.

Pensando el fotoperiodismo.

Adrián Mariotti

martes, 10 de agosto de 2010

La puerta de entrada a lo más esencial de la cultura china

Quema del Tiempo
                     Un grupo de artistas organizan este ritual mestizo en el que confluyen tradiciones como el Año Nuevo del Hemisferio Sur y el Inti Raymi, que celebran los pueblos originarios americanos, con la Fogata de San Pedro y San Juan.
Teatro Gabriela Mistral, Mendoza, Argentina. Adrián Mariotti, 05/Julio 2010


 Primero parecerá una paradoja: hacer el elogio de la insipidez , preferir la insulso a lo sabroso , es ir en contra de nuestro juicio más inmediato. Disfrutar maltratando el sentido común. Sin embargo, en la cultura china, la insipidez se reconoce como cualidad. Más aún: como la cualidad, la del "centro", la de la "base" (zhong, ben).
El tema ya era importante en la filosofía de la Antigüedad, tanto si se trataba de hacer la semblanza del Sabio como de hablar de la Vía (tao). Fecundó a partir de entonces la tradición estética de los chinos, no sólo porque las artes que se desarrollaron en China se beneficiaron de esa intuición, sino también porque pudieron hacer más sensible esa insipidez fundamental, y tenían, por tanto, la misión de revelarla: a través del sonido, del poema, de la pintura, lo insípido se convierte en experiencia.

Cuando, en nosotros, lo que parecía una paradoja se haya transformado en evidencia; cuando, a nuestros ojos, el valor de la insipidez haya cambiado de signo (signo positivo) , la cultura china nos resultará súbitamente más íntima y familiar. Cuando empecemos a ver despuntar -más allá de nuestros automatismos ideológicos, de nuestro condicionamiento cultural -una positividad posible de la insipidez , habremos entrado en China. Por lo menos en lo mejor que posee la cultura china. No lo más vistoso o rebuscado, sino lo más sencillo y esencial.

Francois Jullien en "Elogio de lo insípido" , Biblioteca de Ensayo Siruela.
En letra cursiva agrego mis comentarios.

 (sigue, clickear en más información)....


A la insipidez experimentada en las cosas corresponde la capacidad de desapego interior. El hecho de que la misma palabra china (dan -se pronuncia tan-) signifique a la vez ambas cosas (insipidez y desapego), sin distinción de sujeto y objeto, nos dará que pensar. También es, desde ahora, lo que confiere a la oposición su amplitud: el sabor nos ata, la insipidez nos desata. Aquél nos acapara, nos obnubila, nos esclaviza; ésta nos libera de la presión externa, de la excitación de las sensaciones, de toda intensidad facticia y poco duradera. Nos libera de los entusiasmos efímeros, acalla todo ese alboroto que nos agota. La interioridad capaz de captar la insipidez del mundo recobra en ese mismo momento la quietud y la serenidad, y evoluciona libremente en él. Y es que cuando la consciencia ya no se deja atrapar por la diversidad de los sabores y sabe percibir la indiferenciación esencial que sirve de fondo a todas esas diferencias, el mundo vuelve a hallarse disponible para su iniciativa, desaparecen las focalizaciones y los bloqueos, se anulan tanto las sobredeterminaciones del deseo como el estorbo de las cosas, y todo coopera espontáneamente y de buen grado.

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